lunes, 4 de febrero de 2008

El silencio de los inocentes (fragmento)

Como cinéfila, las películas de terror que juegan con nuestra psicología, son de mis favoritas, aquellas que no sólo espanten a la gente a través de gritos, matanzas, sangre, sino que engendran en el espectador la sensación de escalofrío a través de técnicas más complejas y refinadas, dirigidas más bien a la emotividad del público.
En 1991, El silencio de los Inocentes, marcó historia; es un innovador filme, protagonizado por Anthony Hopkins y Jodie Foster, un thriller psicológico que en forma maestra logra poner a la audiencia al borde de los nervios. Basada en la novela del autor estadounidense Thomas Harris, el filme del mismo título ganó cinco Oscar: mejor película, mejor director, mejor actor, mejor actriz y mejor guión adaptado, además de obtener nominaciones a otros dos, algo insólito para una película de terror.

Esta cinta se convirtió en un icono porque además de provocar miedo y contener violencia gráfica, tiene corazón. Provoca empatía en los espectadores con los malos de la película, incluso llegan a admirar al más al inteligentísimo Hannibal "Canibal" Lecter, que a su contraparte la agente Starling.

Alejandra Ochoa. (México, 1980) Ha publicado en diversos portales literarios. Es autora de la columna "Vive mejor" de la revista "Salud Hoy". El fragmento presentado, es una muestra del ensayo de su autoría incluido en el libro “Del amor al terror" de Ediciones Shamra.

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